Pero la mamá de Roberto se emocionó cuando vio el papel, y también su padre, e incluso la señora de al lado, pero especialmente su madre. Resplandeciente, le contó a la profesora cuánto le había gustado a todos la pintura de Roberto. Dándose cuenta de que había complacido a la madre del niño, la profesora hizo que Roberto pintara otro cuadro al día siguiente. Pronto empezó a darle más y más proyectos, cada vez más complicados. Algunas veces era ella quien tenía que hacer la mayor parte de Roberto. La madre del niño le habló a todo el mundo de la maravillosa profesora que tenía, de la maravillosa escuela a la que asistía y de las cosas maravillosas que hacía allí.
La profesora
era realmente muy capaz y comprensiva, pero se dejó llevar con su afán de
complacer a la madre de Roberto. Esta era también una persona muy capaz y
comprensivo, pero el niño era inquieto y había tenido un crecimiento lento en
la etapa inicial de desarrollo.
La
madre se había sentido preocupada por la capacidad de Roberto para trabajar en
el colegio, y los maravillosos trabajos de arte que el pequeño estaba trayendo
a casa la impresionaron (aunque él en fondo sabía que él no podía hacerlos por
sí mismo).Y así, las necesidades de un niño estaban siendo olvidadas por la trama de sueños y ansiedades de los adultos. ¿Y el pequeño? ¿Aprendía algo mientras hacía complicados proyectos de arte uno tras otro? Sí. Aprendía que el color azul en la parte superior de un cuadro representa el cielo, que los círculos deben contener ojos, narices y bocas, que cuando la profesora corta algo para que tú lo pegues tienes que hacerlo exactamente como te lo indica-después de todo, ella sabe lo que quiere que hagas-; aprendió también a no dejar gotear la pintura, y sobre todo, por encima de todo, que no se debe hacer nunca un agujero en el papel."
Clare Cherry.
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